(Súper)héroes
Los agentes de seguridad no son superhéroes con poderes, sino profesionales que necesitan recursos, reconocimiento y apoyo para garantizar nuestra seguridad.
¿Cuántas veces has escuchado llamar a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado "superhéroes"? ¿Cuántas veces se lo has llamado tú?
Pues, la verdad, es que no lo son. No. No son superhéroes, ni han nacido con superpoderes. De hecho, si pudiéramos atribuibles algún superpoder, sería el de realizar su trabajo sin medios ni recursos suficientes, con la complejidad que ello conlleva.
Son capaces de perseguir un Porche con un Peugot 208, navegar en el mar con una barquilla hinchable de piscina, o aguantar insultos, amenazas y agresiones como si fueran estatuas de mármol, legalmente desamparados y sin ser reconocidos profesión de riesgo.
Por todo ello, desde luego que son nuestros HÉROES. Pero no necesitan que les aplaudamos como superhéroes. Necesitan que les proporcionen los medios y recursos necesarios, los reconocimientos laborales y profesionales, y el desarrollo de políticas públicas que les faciliten cumplir con éxito su razón de ser: garantizar nuestra libertad y seguridad.