Mi vida como compañera de vida de un Guardia Civil
La historia narra la vida de una pareja, marcada por la vocación del marido como Guardia Civil y el sacrificio de la esposa, quien experimenta un momento de pánico al ser seguidos, destacando la valentía del marido.
Esta historia comienza hace treinta años. Nuestra historia, como tantas otras, es la historia de un joven que accede a la Guardia Civil por vocación, y de una joven que viaja a la otra punta del país por amor.
Atrás quedan familia, amigos, estudios, y tantas otras cosas. Pero la ilusión de compartir con él un nuevo proyecto de vida, vivir en un cuartel, conocer nuevos amigos, lo compensa todo.
Como todos los comienzos, el nuestro no fue fácil. Con el paso de los años entendí que no sólo el se debía al Cuerpo. De alguna manera, no sé cómo, el verde me había entrado también a mí de lleno por las venas.
A lo largo de esos treinta años de historia común, se han ido acumulando multitud de recuerdos. Unos, buenos. Otros, no tanto. Y algunos, difíciles de olvidar. Porque hay situaciones que no alcanzas a imaginar cómo llegan a complicarse, y que te llevan a un estado de pánico de esos que te hielan el alma.
Estando mi marido destinado en Galdácano, un día salimos dirección a una entidad financiera, no sin antes haber revisado todas las medidas de autoprotección que te aprendes, o te aprendes. En un momento determinado del paseo, mi marido se percata de que nos están siguiendo.
En ese preciso instante no sabes cómo reaccionar. Sólo piensas que no quieres que el amor de tu vida sea la siguiente víctima del tiro en la nuca. Mis oídos zumbaban. Mis ojos se nublaron por las lágrimas. Y sólo escuchaba, entre los latidos acelerados de mi corazón, la voz de mi marido que me instaba a alejarme de él. ¡Sepárate! ¡Vete a la otra acera!
Mi marido se paró en seco. Dio media vuelta, y se dirigió directamente a la persona que nos estaba siguiendo.Gracias a Dios, ese individuo agachó la cabeza, y continuó su camino, pasando de largo. Y hoy, sólo forma parte de un recuerdo.
Ese día descubrí el significado de la valentía, presente en cada Guardia Civil, dispuesto a sacrificar hasta su vida por los que aman, y por su país.
¡Viva la Guardia Civil! ¡Viva España, de Norte a Sur!